Casting para Stefan S.

Trama: Casa de los Savatore // Recuerdos de Katherine y relación con Damon.

La noche era fresca, podía olfatear el olor a tierra húmeda entremezclado al olor del pino, la luna iluminaba levemente el camino por donde andaba, aunque no era de gran necesidad, podía ver claramente cada uno de los grandes árboles que me rodeaban, cada una de las pequeñas ramas y hojas que se quebraban al pisarlas e incluso los ligeros movimientos de los animales del bosque al notar que alguien rondaba por ahí como si cargara conmigo una gran linterna que alumbrara todo a mi paso y sin embargo no la tenía, era una de mis habilidades del ser sobrenatural que era.

Me movía a paso lento, sintiendo como mi cuerpo se recuperaba gracias a la sangre de los animales de los que me había alimentado, las fuerzas volvían lentamente a mi cuerpo después del arduo primer día de escuela, donde había fingido ser lo que no era y donde también había utilizado el control mental con la secretaria para que me aceptara con los pocos papeles que había presentado. Me había sentido débil, más de una vez tuve que controlarme y desviar la mirada de la vena yugular de los humanos y sobre todo de la joven Gilbert, aunque de ésta pasaba a mirarla más allá de la vena, su rostro con cada una de sus facciones, su delicado cuerpo y su forma de ser eran todo un deleite para mí, no solo por su gran parecido a Katherine sino porque de alguna forma me hacía volver al pasado.
Sacudí la cabeza, tratando de alejar esos pensamientos, como si fueran algo prohibido y doloroso, ¿lo eran en realidad? El final del bosque se acercaba, dando paso a la vista de la casa donde me encontraba viviendo junto a Zach, la cual se encontraba en penumbras.

Caminé hasta la puerta al mismo paso, y al llegar di vuelta a la perilla, dejando que la puerta se abriera por sí sola, para después cerrarla. El interior se encontraba igual, ni una silla fuera de su lugar ni tampoco algún invitado indeseado quizá lo único diferente sería que ninguna luz se encontraba encendida, solo se podía escuchar la lenta respiración de Zach en la segunda planta así que supuse que todo estaría bien.

Subí las escaleras, hasta mi habitación, esta vez a una velocidad sobrenatural y al llegar lo primero que hice fue dirigirme hasta le mueble de madera que se encontraba a un lado del escritorio, abriéndolo al instante y encontrando el diario que deseaba, con la fecha en el lomo: 1864, demasiados recuerdos redactados en él, pero una sola cosa me incitó a abrirlo, a abrir las viejas tapas con delicadeza, su retrato. Sus rizos caían por su pecho, mientras sus ojos parecían mirarme fijamente y su sonrisa distorsionarse solo para mí y esto sin duda me traía el pasado al presente.

FLASHBACK
Sus ojos azabaches me miraban directamente mientras una sonrisa angelical aparecía en sus labios, a mis ojos humanos ella parecía iluminar el salón completamente, su forma de ser… tan propia de una señorita de la época, junto con su deslumbrante belleza podían cautivar a cualquiera que la viera. Sonreí de forma estúpida al verla frente a mí, con su vestido despampanante que le quedaba a la medida y sus rizos negros cayéndole sin orden alguno.

La música empezó a sonar en el fondo, indicándonos que era tiempo de empezar la danza, de empezar a bailar con todo y sus restricciones de evitar cualquier contacto corporal con la pareja. Alcé mis manos, a la par de ella y empezamos a acercarnos a paso lento, al encontrarnos a pocos centímetros ni siquiera nuestras palmas se tocaron, era la regla.

-Me da una gran satisfacción que haya sido yo el elegido para acompañarla en esta noche señorita Katherine – susurré mientras seguíamos bailando.

Y así lo era, ni siquiera había imaginado que yo, Stefan, el menor de los Salvatore sería escogido para acompañar a tal dama en la fiesta del fundador, esperaba que el que tuviera el honor fuera Damon, el hermano que era el galán de la familia, el valiente, el fuerte, al que yo admiraba y sin duda si así hubiera sido lo hubiera aceptado por que a fin de cuentas era solo un baile.

-Bueno era mi deber haber escogido al mejor bailarín de los Salvatore – dijo con su voz de niña – Aunque veo que su hermano no está muy contento con mi decisión – mencionó en voz baja y desviando la mirada a un punto, donde supuse que se encontraría mi hermano, sin embargo no me giré para verlo en ese momento, seguí embelesado con la belleza que tenía frente a mí.

Reí y seguí con los pasos, tratando de no olvidarlos por las distracciones, hasta que la pieza terminó y en un intento de agradecerle en el último paso traté de darle un beso en la mejilla, a lo que ella rechazó recordándome la principal regla del baile. Traté de esconder una sonrisa para después suspirar mientras ella se alejaba, despidiéndose de mí por el momento con una reverencia típica de aquellos años.

Seguido de esto giré la vista hacia mi hermano, Damon, y descubrí que lo que había dicho Katherine no había sido una broma, sus ojos estaban entrecerrados y su boca en una mueca, mientras veía a la misma chica que había visto yo hacía unos momentos frente a mí, alejarse.

-Damon – le hablé mientras me acercaba, a lo que el respondía mirándome y dirigiéndome una mirada hostil, para después darme la espalda y caminar por entre la gente, dejándome con la palabra en la boca y con las ganas de seguirlo, pues alguien tomo de mi brazo, pidiéndome una pieza, a lo que no me pude negar.

FIN DEL FLASHBACK

Levanté la vista, topándome con la ventana que daba hacia la calle, viendo la imagen de la luna y volviendo a la realidad, escuchando la respiración de Zach nuevamente y cerrando el diario, para después guardarlo en su lugar. Aquel recuerdo ilustraba perfectamente los bellos recuerdos que tenía de la primera mujer de la que me había enamorado pero también ilustraba los malos ya que la relación que ahora llevaba con Damon había empezado ahí. ¿Había sido mi culpa? En ese tiempo solo tenía ojos para ella y ni siquiera me había detenido a ver que sentía mi hermano por la misma chica y después.. con el tiempo ambos lo supimos, al igual de lo que realmente era, no una simple humana sino una vampiresa que terminaría convirtiéndonos a los dos, o al menos empujándonos a tomar el último paso de la transformación.

Por último pensé en Damon, en las últimas décadas en las cuales se la pasaba atormentándome, cumpliendo su promesa de un eternidad de tortura, y muy dentro de mí sabía que me lo merecía, que merecía su hostilidad, su venganza, yo había sido el que le había robado a la mujer que amaba, el que lo había incitado a probar la sangre cuando él no había querido, el que lo había convertido en el monstruo que ahora era.