¿Primer día de clase? {Libre}

Detuvo el coche y paró el motor, sacando luego la llave del contacto. Aun sentada dentro del vehículo dejo vagar su verde mirada por los alumnos que charlaban tranquilamente en el estacionamiento del instituto o se apresuraban para asistir a sus clases. Observó que sus vaqueros y su camiseta no estaban en absoluto fuera de lugar. De hecho podría pasar perfectamente desapercibida, lo que era su objetivo.

Abrió la puerta del coche y se bajó del vehículo. Dio la vuelta al coche, abrió la puerta del copiloto y sacó una mochila y una carpeta. Se colocó la mochila al hombro y cerró el coche, haciendo que los faros brillasen al hacerlo. Se recolocó el cabello en un gesto nervioso y automáticamente sonrió al pensar que Charles se hubiese reído de ella al verla así. De hecho casi podía oírlo “¿Estas nerviosa por tu primer día en el instituto? Por favor, Christine, has sobrevivido a una revolución, dos guerras mundiales, has pasado varias veces por la universidad y tienes más primeros días de instituto encima de lo que puedes recordar...” Era cierto. No había porqué ponerse nerviosa. ¿O sí?

Comenzó a caminar en dirección a la puerta de entrada del instituto sin darse cuenta que, cerca de ella, un grupo de chicos de último curso jugaban a pasarse un balón de fútbol americano. Uno de ellos lanzó el balón en la misma dirección en la que Christine caminaba, pero lo hizo demasiado fuerte y su compañero tuvo que correr para alcanzarlo. Logró atrapar el balón, pero también chocó contra Christine.

Obviamente la chica no se había hecho daño, pero su carpeta acabó en el suelo. El muchacho de último curso se disculpó, de una forma nada convincente, y luego corrió para reunirse con sus amigos sin ayudar a Christine a recoger los papeles que se le habían esparcido por el suelo. “Gracias por tu ayuda, amable A+. Nos volveremos a ver...” Pensó la chica molesta.


Off: Sí, estoy al sol (por si alguien se lo preguntaba) Y como soy nueva quien me conteste no me puede conocer de antes (a no ser que sea un vampiro, claro xD) Gracias.

Aún estaba en cama cuando sonó el despertador. Abrí perezosamente los ojos y mire la hora. "¡No puede ser!" Pensé algo alterado, eran las 8:10 y Amanda entraba al instituto a las 8:30. Me levante de un salto de la cama y corrí escaleras abajo a por dos bollos, unos para mí y otro para Amanda, para luego dejarlos en la mesa. Subí escaleras arriba al cuarto de Amanda y la quite bruscamente las sabanas y la movía frenéticamente para que se despertara mientras la decía:
-¡Corre, vas a llegar tarde!-

La dije mientras la despertaba, los dos bajamos todo lo rápido que pudimos abajo y desayunamos lo más deprisa que pudimos. Después subimos cada uno a nuestras respectivas habitaciones y nos vestimos. Cuando entramos en mi coche eran las 8:20. Suspire algo aliviado y la lleve al instituto. Llegamos al estacionamiento y aparque el coche, para luego despedir a Amanda que salió disparada hacia su clase. A mí todavía me falta para entrar, así que me quede un rato allí escuchando la radio. Luego vi llegar a un coche con una chica dentro, la chica salió del coche y se dispuso a entrar cuando un chico la derribo y la tiro al suelo. Apague la radio y salí del coche yendo en su dirección. Observe que su carpeta estaba en el suelo, así que la recogí. Una vez enfrente de ella la tendí la mano, para ayudarla a levantarse, y con una sonrisa dije:
-Vaya, creo que tendrían que tener más cuidado de donde pasan el balón, ¿no crees?- No me sonaba haberla visto antes por Mystic Falls, así que pregunte -¿Nueva por Mystic Falls?-

Dije con una sonrisa. Lo cierto seria que ella me lo dijera a mí, ya que mi hermana y yo éramos por Mystic Falls, y a lo mejor me equivocaba y ella ya estaba aquí antes que yo. De todas maneras no pasaba nada por preguntar a aquella chica.

Aprovechó que estaba en el suelo para recoger los papeles que se le habían salido de la capeta. El horario, las normas del centro, el plano del instituto... Mientras imaginaba lo gratificante que sería abrirle la garganta con las manos al chico que la había empujado, para luego darse un baño con su sangre. “Tranquila, Christine... Relájate. Se supone que eres humana y por norma general los humanos no se abren en canal los unos a los otros...” Respiró profundamente mientras recogía los papeles y alzó la vista cuando, al ir a coger la carpeta, se dio cuenta de que otro chico la había recogido.

“Oh... Hola, atractivo 0+...” Pensó antes de esbozar una sonrisa de agradecimiento, al tiempo que tomaba la mano que el chico le ofrecía. -Sí parece que hay gente que no tiene consideración... -Añadió al primer comentario de él. -Se podría decir que he vuelto después de mucho tiempo. -Contestó a su pregunta con una suave sonrisa. -Soy Christine Caumont. Encantada y agradecida. -Se presentó con una sonrisa un poco más amplia mientras sacudía sus pantalones vaqueros.

A pesar de que la chica hablaba sin acento alguno, la forma en la que pronunció su apellido lo identificaba definitivamente como francés. Se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja y tendió una mano hacia él, con una sonrisa divertida. -¿Me devuelves mi carpeta, por favor? -Preguntó riendo leve. -No tienes pinta de estudiar en el instituto...

"¿Así que de regreso?" Pensé con una sonrisa, y cuando pronuncio su nombre me di cuenta de que era Europea, para concretar más de Francia. Yo también era Europeo, pero era italiano y ella era de Francia, estaba un poco lejos. Así que sonreí y la dije:
-Encantado Christine, yo soy Zack Agnola. Parece que ambos somos Europeos. Si no me equivoco, tu apellido parece francés.-

Dije cediéndola la carpeta con una sonrisa. A pesar de que había clase ahora, había bastantes alumnos revoloteando por allí, y esperaba que mi hermana estuviera en clase, porque si no... Le iba a esperar una buena. Después oí su último comentario y puse mi mano derecha en mi cuello y comencé a frotármelo, para luego contestarla:
-No, solo vengo a traer a mi hermana. Yo estudio medicina forense.-

Sonreí y luego mire hacia la puerta del instituto. Había un grupo de chicos hablando en corro, sonreí y luego volví mi mirada hacia Christine. Luego cerré la mano y me puse los nudillos en mi boca, para recordar a que hora entraba a las clases de medicina. No lo recordaba, así que decidí quedarme a charlar con la chica que había conocido. Entonces la pregunte mientras levantaba una ceja:
-Entonces fuiste a Francia y luego volviste, por lo que deduzco. Yo vine hace un par de días con mi hermana, y la verdad, este pequeño pueblo es bastante acogedor.-

La conteste con una amplia sonrisa mientras esperaba la reacción de la chica. Observe su anillo que tenía en la mano, por lo que sabía parecía de plata o un material similar, pero no estaba seguro.

-Eh, sí. Mi apellido es francés. -Reconoció con una sonrisa suave. “Bueno, supongo que en eso no puedo mentir a no ser que cambie de apellido...” Realmente a Christine no le gustaba cambiar su apellido. Había tenido que hacerlo por temporadas, a veces inventándoselo y otras tomando el apellido de Charles, pero no le gustaba tener que hacerlo. Le gustaba recordar quien era y de dónde venía. Quizás por eso había tomado de tan buen grado volver a Mystic Fall. Hacía más de un siglo que no estaba por aquella zona de Virginia, por lo que podría utilizar su verdadero apellido sin peligro de que nadie la reconociese.

Tomó su carpeta cuando el chico se la ofreció e introdujo en ella los papeles que había recogido del suelo. -¿Medicina forense? Que interesante. -Y Christine lo decía de verdad. Parecía que la forma en la que miraba al muchacho había cambiado y ahora lo hacía con un interés genuino y verdadero. -¿Y cómo llevas...? Ya sabes, lo de los cadáveres y eso. -Preguntó con una media sonrisa. “Eso, Atractivo 0+ llamado Zack... ¿Me llevas lo de estar rodeado de muertos?”

-Casi aciertas... -Comentó con una media sonrisa ante su deducción de su ascendencia. -Realmente soy americana. Mis padres eran franceses pero fallecieron. Mi hermanastro y yo nos trasladamos aquí hace poco. -Añadió encogiéndose un poco de hombros, como para quitarle importancia a los hechos. Obviamente no podía contarle que era una noble francesa de más de doscientos años. Y la historia que Charles y ella se habían inventado para volver a Mystic Falls estaba bastante bien, o al menos era creíble, que era lo que a ellos le interesaba.

Asentí un par de veces con la cabeza mientras escuchaba atentamente a lo que decía Christine. Cuando me toco hablar trague una bocanada de aire que luego solté repentinamente, sonreí y dije mirando a Christine:
-La verdad, lo llevo bastante bien. Al principio eso de trabajar con cadáveres te incomoda un poco, pero luego te acostumbras y hay hasta a veces que les coges cariño y todo.-

Dije para soltar una carcajada. Luego seguí escuchando lo que decía Christine y oí lo de sus padres. Acto seguido hice un mueca de incomodidad, ya que me recordaba también a los míos y su drástica muerte, ya que por eso me había dedicado a la medicina forense, para averiguar que o quien mato a mis padres y vengarme, vengarme de aquel tipo. No se saldría de rositas, pero si fuera un animal ya tendría una bonita decoración para mi casa. En cuanto acabó puse mi mano sobre su hombro y la dije:
-Vaya, lo siento mucho. Si tu hermanastro o tu necesitáis algo no dudéis en llamarme.- Después hice una pequeña pausa mientras miraba al cielo y sin apartar la vista de las nubes añadí. -La verdad, me hice forense porque mis padres murieron el último año de instituto, justo el día que acabo. Y no fue por algo normal, sino porque algo o alguien los mató. Aparecieron con una mordedura en el cuello y completamente desangrados, los expertos decían que había sido un animal. Pero a un forense no le engañan fácilmente, si hubiera sido un animal tendría que haber sido un mono o simio carnívoro, ya que examine los cadáveres de mis padres y la dentadura es idéntica a la de un simio.-

Comenté con un brillo en mis ojos. La verdad tenía la esperanza de encontrar al asesino o a los asesinos y hacerle o hacerlos pagar por aquello.

Asintió a las palabras del chico. ¿Quién mejor que ella para comprender lo que es estar entre cadáveres? Entonces rememoró la primera vez que mató a un humano, una de las pocas veces que se permitió dejarse llevar por la ira y la angustia más absoluta y le arrebató la existencia a otro ser. Ocurrió solo dos noches después de su conversión en vampiro.

Había estado observando a un grupo de plebeyos revolucionarios. Y no los perseguía al azar. Uno de ellos llevaba al cuello el guardapelo de hora que su madre le regaló a su hermana Dianne por su décimo cumpleaños. Christine hubiese podido reconocer esa pieza entre miles ya que estaba absolutamente enamorada del magnífico trabajo de grabado y se lo quitaba a su hermana con frecuencia. La noche en cuestión esperó a que los revolucionarios, estuviesen borrachos y así ser más fáciles de atormentar.

Se vistió como lo hubiese hecho para un baile de gala, con sus joyas y su peinado, y los sorprendió en plena borrachera. Los cinco hombres la confundieron con su hermana por lo mucho que ambas se parecían, y creyeron que era un ángel vengador que había ido a cobrarse la deuda que tenían por haber asesinado y descuartizado a Dianne. Justo lo que Christine quería que pensasen. La orgía de sangre que siguió a ese momento de pánico fue tan horrible que Charles tuvo que ordenarle que se detuviese.

Christine parpadeó como si hubiese estado durante un segundo en otro lugar, perdida en sus recuerdos. Se llevó la mano al guardapelo antiguo que llevaba colgado del cuello con una cadena y volvió a mirar al chico justo cuando él le ofrecía su ayuda y se lamentaba por la muerte de los padres de Christine. –No te preocupes. –Comenzó a decir con tono neutro, como si a pesar de sus palabras estuviese realmente afectada por la pérdida. –Ocurrió hace mucho tiempo. Era prácticamente una niña, casi no me enteré… Pero gracias por tu ofrecimiento.

Sonrió de forma suave, pero la sonrisa desapareció de sus labios en cuanto oyó hablar al chico de la muerte de sus padres. “¿Un simio carnívoro? Y un cuerno, eso tiene la marca de un vampiro por todos lados. ¿Cuándo aprenderán los muy inútiles a no asesinar?” Pensó mientras fingía, muy pero que muy bien, un estremecimiento. –Que forma más horrible de morir… -Susurró bajando la vista. –Pero es muy loable por tu parte que dediques tu vida a investigarlo…

-¿Mmm? –Por un momento Christine pareció distraída, como si Zack la hubiese arrancado de pensamientos más profundos que la conversación que estaban manteniendo. Parpadeó un par de veces antes de mirarlo a los ojos y sonreír a medias. –Lo lamento, me he distraído. –Reconoció sin dejar de jugar con el guardapelo. Su gesto cambió a uno más serio antes de continuar hablando. –Realmente lamento tu pérdida, Zack. –Asintió con suavidad pero no dejó de mirarlo.

Él era una victima colateral del vampirismo. Había conocido muchas victimas distintas a lo largo de su no-vida, pero no podía evitar que sus historias siguiesen afectándola. Al fin y al cabo ella no había renunciado a la sangre, sino solo a la muerte de sus víctimas.

-¿Esto? –Repuso cuando el chico preguntó por el guardapelo con el que ella jugaba. Inmediatamente lo dejó caer con un gesto de indiferencia que estaba lejos de sentir, de tal forma que el objeto quedó colgando del cuello de la chica por la cadena. –Era de una antepasada. Por lo visto fue ajusticiada durante la Revolución Francesa. –Comentó en tono casual, con una sonrisa. –Mi padre decía que nuestra familia era noble y por eso los mataron. –Añadió sin dar muestra alguna de no estar contando más que una historia oída de labios de su padre.

No era la primera vez que lo hacía. Durante años había contado su historia como si se tratase de una antigua leyenda familiar. La historia que ella misma había vivido y sufrido. La que le había costado la vida a casi toda su familia.

El timbre del instituto, que anunciaba el comienzo de las clases hizo que la chica desviase su atrayente mirada del muchacho. -Creo que tengo que irme. -Reconoció con una sonrisa sesgada antes de volver a mirarlo. -Espero que nos encontremos de nuevo, Zack. Es muy agradable charlar contigo...